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viernes, 23 de noviembre de 2012
¿Qué significa tener un televisor?
Dos situaciones diferentes pero relacionadas...por un lado el no tener televisor significaba que eras de otro planeta (vídeo de Mafalda) y por otro lado (noticia del periódico) la gente se desespera por adquirir uno en la venta del madrugador...¿qué realmente significa tener un televisor?...¿estás de acuerdo con la idea de que la televisión deforma la mente infantil y estarías dispuesto a todo por conseguir un televisor?...
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domingo, 4 de noviembre de 2012
Lectura para educarse
31 Agosto 2010
Lectura para educarse
Nadie puede educarse sin leer. La
lectura estimula el pensamiento.
Libros importantes no solo te
brindan información que aumentan tus conocimientos sino que te exponen a ideas
y creencias para ayudarte a entender mejor tu circunstancia sociológica, en
fin, el mundo en que vives.
La persona que no lee dependerá de
sus experiencias en el diario vivir para ir haciendo juicios y forjando valores
como base para su formación intelectual y personalidad. Los valores no son otra
cosa que prioridades que estableces como base de tu conducta en la sociedad.
Las vivencias en el hogar, en la niñez y en la adolescencia, acondicionan
tu pensamiento como ocurre también en la escuela, en la iglesia, en el trabajo,
en el quehacer comunitario( vecinos etc.), en la calle y por supuesto,
incluyendo toda clase de relaciones sentimentales.
Comprenderás que se trata de un
mundo chico, el tuyo, y puede variar poco o mucho de persona en persona
dependiendo de la riqueza cultural del ambiente en que naces y creces.
En ese mundo pequeño, el ser humano
forma juicios sobre todo lo que afecta su existencia a base de impresiones que
percibe como lo que ve y oye en distintos lugares o por lo que le llega
en la prensa escrita y otros medios. Muchos de los valores que determinan
su conducta lo aprenden de sus padres o les viene en forma de dogmas
religiosos, mandamientos y el continuo exigir de leyes, reglas y reglamentos.
Éstos se aceptan sin cuestionarse ya que pesa más la autoridad del que exige
que lo razonable de lo exigido. Y así la persona que no lee no cuenta con un
marco de referencia para mejor enjuiciar su circunstancia y sabe solo aquello
que aprende de lo que ve, vive y siente en su alrededor inmediato.
Muchas veces los libros le ofrecen
al lector un mundo desconocido, distinto y del cual vivirían ajenos de no ser
porque lo descubren en la página escrita, sean cuentos, novelas, historias u
obras de teatro. En ellos nos impactan idearios como el de la libertad, la
democracia, la política, y conceptos del amor, la amistad, el
deber, la dignidad etc. que se discuten, explican y hasta se
definen. Aprendemos de inmediato lo poco que sabíamos sobre tantas materias y
asuntos porque para el cerebro humano no hay tema que no pueda discutirse
y analizarse desde las perspectivas individuales de quienes conversan. Y eso
incluye a Dios y todos los “ ismos” desde el cristianismo hasta el
comunismo.
El gran propósito de la educación es
la sabiduría; eso que se inicia invariablemente con el “pienso luego soy” de
Descartes y que hace al ser humano el centro del universo. ¿Saber para que'?
Pues para servir al prójimo; nuestra circunstancia más importante. Sin el
prójimo no hay humanidad. Por eso, quererlo es un imperativo existencial. De
querer y ser querido se trata la vida. No se llega a estos convencimientos
meramente “viviendo tu vida”, aunque podrías lograrlo si al hacerlo
practicas la generosidad de COMPARTIR en vez del egoísmo darwiniano de
COMPETIR. Pero hay volúmenes de experiencias narradas en los libros que ponen
en 'cinemascope' choque de ideas y valores que inspiran el pensamiento crítico,
ese que cambia tu opinión sobre lo que ves y sientes en tu existir cotidiano.
Tantas y tantas veces la falta de
educación nos induce a la equivocación, esa que nos lleva a repetir lo
que escuchamos sin analizar o entender su contenido y que se despacha con
un simple: “ es algo que me parece bien”. Y esa misma ignorancia es la que no
nos permite cuestionar el dictum de la mayoría despachando el asunto con “ si
la mayoría lo cree debe ser lo correcto”. No han internalizado que en el
referendum más famoso e importante , quizás, de la historia, Barrabás
derrotó a Jesucristo 22 a 0. ¿ Quién tenía la razón? Y para los angloparlantes,
¿ qué me dicen del shakespeariano; IGNORANCE IS BLYSS? Algo así como la
felicidad de las vacas que se conforman con mucho pasto, sombra y un cerco que
evite el que puedan 'escocotarse'.
Una y otra vez se enjuician las
decisiones de los gobernantes imputándole su 'mala fe' cuando en verdad son
meras equivocaciones. No entendemos la filosofía política de un
presidente o un gobernador, esa, por ejemplo que llaman el 'neoliberalismo' y
en vez de criticarla por considerarla fallida, le atribuímos maldad al
mandatario.Injustamente.
Durante los últimos conflictos en
que intervinieron los Estados Unidos un columnista propagó el chiste de
que por los menos esas guerras servían el propósito de enseñarle geografía a la
juventud 'americana'. Resulta inexplicable el que en los grados primarios
en Puerto Rico no se enseñe esta disciplina que puede ser tan interesante y
entretenida como lo era para mi en mis años escolares en el Colegio San José.
Es mucho lo que la geografía influye en la historia de las naciones y da
pena ver a nuestros jóvenes desconocer la amplitud del planeta y donde y como
vive cada cual.
Cuando hace unos 15 años escribí
¿Dónde esta Chechenia? pregunta que le había planteado a mis estudiantes en el
Colegio, en la misma hice saber que ninguno de ellos sabía donde estaba ese
país pero también que a ninguno le IMPORTABA donde ocurrían en aquél
entonces las noticias más importantes del mundo. Nuestros estudiantes en Puerto
Rico, no solo saben poco, sino que no les importa saber mucho. Por eso la clave
para resolver el problema de la educación en nuestro país no es solamente la de
que niños y jóvenes PUEDAN ir a la escuela sino de que QUIERAN ir.
¿Cómo hacer que nuestra
juventud desarrolle algún amor por la sabiduría? Y que quiera y sepa
buscarla en los libros. He ahi el gran reto.
Fufi Santori
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